La historia de la devoción podemos decir que ha existido
desde los primeros tiempos de la iglesia, cuando se meditaba en el “costado y
el corazón abierto de Jesús de donde salió sangre y agua”. La devoción al
Sagrado Corazón está, indudablemente, por encima de otras devociones, porque en
la misma veneramos al MISMO CORAZÓN DE DIOS.
Fue Jesús mismo quien, en el siglo diecisiete, en
Paray-le-Monial, Francia, solicitó, a través de una humilde religiosa, que se
estableciera definitiva y específicamente la devoción a su Sacratísimo Corazón.
A Santa Margarita María de Alacoque se le debe el establecimiento del culto
litúrgico al Sagrado Corazón de Jesús, que se simboliza en una imagen del mismo
con las tres insignias: Cruz, Corona y Herida de la Lanza para mostrarnos que
El vivió para morir por nosotros y rescatarnos del pecado, por amor a Dios y a
los hombres y cuyo Corazón es océano infinito de amor y misericordia.
El Corazón de Cristo es perfecto modelo divino y humano.
Santa Margarita María de Alacoque era una religiosa de la Orden de la
Visitación. Tenía un gran amor por Jesús. Y Jesús tuvo un amor especial por
ella. Cristo escogió a Margarita María Alacoque (1647-1690), una humilde monja
visitandina del monasterio de Paray-le-Monial, para revelarle los deseos de su
Corazón y para confiarle la tarea de impartir nueva vida a la devoción.
PROMESAS DE JESUCRISTO A SANTA MARGARITA MARIA, A FAVOR DE
LAS PERSONAS DEVOTAS DE SU SAGRADO CORAZÓN:
1. Les daré todas las gracias necesarias a su estado.
2. Pondré paz en sus familias.
3. Les consolaré en sus penas.
4. Seré su refugio seguro durante la vida, y, sobre todo, en
la hora de la muerte.
5. Derramaré abundantes bendiciones sobre todas sus
empresas.
6. Bendeciré las casas en que la imagen de mi Corazón sea
expuesta y venerada.
7. Los pecadores hallarán en mi Corazón la fuente, el Océano
infinito de la misericordia.
8. Las almas tibias se volverán fervorosas.
9. Las almas fervorosas se elevarán a gran perfección.
10. Daré a los sacerdotes el talento de mover los corazones
más empedernidos.
11. Las personas que propaguen esta devoción tendrán su
nombre escrito en mi Corazón, y jamás será borrado de El.
12. Les prometo en el
exceso de mi misericordia, que mi amor todopoderoso concederá a todos aquellos que
comulgaren por nueve primeros viernes consecutivos, la gracia de la
perseverancia final; no morirán sin mi gracia, ni sin la recepción de los
santos sacramentos. Mi Corazón será su seguro refugio en aquel momento supremo.
Las condiciones para ganar esta gracia son tres:
1. Recibir la Sagrada Comunión durante nueve primeros
viernes de mes de forma consecutiva y sin ninguna interrupción.
2. Tener la intención de honrar al Sagrado Corazón de Jesús
y de alcanzar la perseverancia final.
3. Ofrecer cada Sagrada Comunión como un acto de expiación
por las ofensas cometidas contra el Santísimo Sacramento.
SAGRADO CORAZÓN DE JESUS; EN VOS CONFÍO!
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