"Y AHORA YO TE DIGO: TÚ ERES PEDRO (O SEA PIEDRA), Y SOBRE ESTA PIEDRA EDIFICARÉ MI IGLESIA; LOS PODERES DE LA MUERTE JAMÁS LA PODRÁN VENCER" (MT 16,18)

miércoles, 5 de octubre de 2011

Santa María Faustina Kowalska - Frases


“Cuando un alma ama sinceramente a Dios, no debe temer nada en su vida espiritual. Que se someta a la influencia de la gracia y que no ponga límites a la unión con el Señor.” (Santa Faustina)

“El verdadero amor a Dios consiste en cumplir la voluntad de Dios. Para demostrar a Dios el amor en la práctica, es necesario que todas nuestras acciones, aún las más pequeñas, deriven del amor hacia Dios.” (Santa Faustina)

“El amor puro no se equivoca, tiene singularmente mucha luz y no hará nada que no agrade a Dios. Es ingenioso en hacer lo que es más agradable a Dios y no hay nadie que lo iguale; es feliz cuando puede anonadarse y arder como un sacrificio puro. Cuanto más se entrega, tanto más es feliz. Además, nadie sabe presentir los peligros desde tan lejos como él; sabe quitar la máscara y sabe con quién trata.” (Santa Faustina)

“El amor puro es capaz de grandes empresas y no lo destruyen ni las dificultades ni las contrariedades, si el amor es fuerte a pesar de grandes dificultades, también es perseverante en la vida cotidiana, gris, monótona. Sabe que para agradar a Dios, una cosa es necesaria, es decir hacer las cosas más pequeñas con gran amor, amor y siempre amor.” (Santa Faustina)

“Oh Jesús mío, no hay nada mejor para un alma que las humillaciones. En el desprecio está el secreto de la felicidad; cuando el alma llega a conocer que es una nulidad, la miseria personificada y que todo lo que tiene de bueno en sí misma, es exclusivamente don de Dios, cuando el alma ve que todo lo que tiene en sí le ha sido dado gratuitamente y que de sí tiene solamente la miseria, esto la mantiene continuamente humilde delante de la Majestad de Dios y Dios, viendo tal disposición del alma, la persigue con sus gracias. Cuando el alma se hunde en el abismo de su miseria, Dios hace uso de su omnipotencia para enaltecerla. Si hay en la tierra un alma verdaderamente feliz, ésta es solamente un alma verdaderamente humilde.” (Santa Faustina)

“...Y el Señor me dio a conocer que todo el misterio dependía de mí, de mi consentimiento voluntario a ese sacrificio con toda la conciencia de mi mente. En este acto voluntario y consciente está todo el poder y valor delante de su Majestad. Aunque no me sucediera nada de aquello a lo que me había ofrecido, delante del Señor es como si ya todo hubiera sucedido.” (Santa Faustina)

“…Me parecía que no sacaba ninguno de los beneficios que los santos sacramentos ofrecen. Me acercaba [a ellos] solamente por obediencia al confesor y esa ciega obediencia era para mí el único camino que debía seguir y [mi] tabla de salvación...” (Santa Faustina)

“Oh, qué grande es la gracia de tener al director espiritual. Se progresa más rápidamente en las virtudes, se conoce más claramente la voluntad de Dios, se la cumple más fielmente, se avanza en un camino cierto y seguro. El director espiritual sabe evitar las rocas contra las cuales [el alma] podría estrellarse. Dios me concedió esta gracia más bien tarde, pero gozo de ella mucho, viendo como Dios consiente los deseos del director espiritual.” (Santa Faustina)

“En lo que concierne a la confesión, elegiré lo que más me humilla y cuesta. A veces una pequeñez cuesta más que algo grande. Antes de cada confesión recordaré la Pasión del Señor Jesús y con esto despertaré la contrición del corazón. Si es posible, con la gracia de Dios, ejercitarse siempre en el dolor perfecto.” (Santa Faustina)

“Oh, no temo nada; si manda al alma grandes tribulaciones, la sostiene con una gracia aún mayor, aunque no la notamos para nada. Un solo acto de confianza en tal momento da más gloria a Dios que muchas horas pasadas en el gozo de consolaciones durante la oración. Ahora veo que si Dios quiere mantener a un alma en la oscuridad, no la iluminará ningún libro ni confesor.” (Santa Faustina)

“Jesús me amonestaba por el menor descuido y acentuaba que los asuntos que yo confiaba al confesor, Él mismo los juzgaba, y ‘cualquier desobediencia frente a él, Me alcanza a Mí.’” (Santa Faustina)

“Mi reposo verdadero está en el servicio del prójimo.” (Santa Faustina)
“Oh, qué equívocas son las apariencias y los juicios injustos. Oh, cuántas veces la virtud sufre la opresión sólo porque es silenciosa. Convivir sinceramente con quienes molestan continuamente, eso requiere un gran espíritu de sacrificio. Uno siente que sangra, pero las heridas no se ven.” (Santa Faustina)

“Terriblemente atormentada por estos sufrimientos entré en la capilla y de la profundidad de mi alma dije estas palabras: Haz conmigo, Jesús, lo que Te plazca. Yo Te adoraré en todas partes. Y que se haga en mí Tu voluntad, oh Señor y Dios mío, y yo glorificaré Tu infinita misericordia. Después de este acto de sumisión cesaron estos terribles tormentos. De repente vi a Jesús que me dijo: Yo estoy siempre en tu corazón. Un gozo inconcebible inundó mi alma y [llenó] de gran amor de Dios que inflamó mi pobre corazón. Veo que Dios nunca permite [sufrimientos] por encima de lo que podemos soportar…” (Santa Faustina)

Interceder: “Una vez vi a un siervo de Dios en el peligro del pecado grave que iba a ser cometido un momento después. Empecé a pedir a Dios que me cargara con todos los tormentos del infierno, todos los sufrimientos que quisiera, pero que liberase a ese sacerdote y lo alejara del peligro de cometer el pecado. Jesús escuchó mi súplica y en un momento sentí en la cabeza la corona de espinas. Las espinas de la corona penetraron hasta mi cerebro. Esto duró tres horas. El siervo de Dios fue liberado de aquel pecado y Dios fortaleció su alma con una gracia especial.” (Santa Faustina)

“El enemigo debe tener miedo de nosotros y no nosotros del enemigo.” (Santa Faustina)

“El Padre espiritual me las cambió (las mortificaciones que ella había elegido) por una mortificación interior que consistió en meditar durante la Santa Misa ¿por qué el Señor se bautizó? Esta meditación no era para mí ninguna mortificación, ya que pensar en Dios es un deleite y no una mortificación, pero hubo en ello una mortificación de la voluntad, visto que yo no hacía lo que me gustaba, sino lo que me había sido indicado y en eso consiste la mortificación interior.” (Santa Faustina)

“Oh vosotros, pequeños, insignificantes sacrificios cotidianos, sois para mí como las flores del campo con las cuales cubro los pies del amado Jesús. A veces, yo comparo estas pequeñeces con las virtudes heroicas, porque para su incesante continuidad exigen heroísmo.” (Santa Faustina)

“En cierta ocasión comprendí, cuánto le desagrada a Dios la acción, aunque la más laudable, sin el sello de la intención pura; tales acciones incitan a Dios más bien al castigo que a la recompensa.” (Santa Faustina)

“El alma silenciosa es fuerte; ninguna contrariedad le hará daño si persevera en el silencio. El alma silenciosa es capaz de la más profunda unión con Dios; vive casi siempre bajo la inspiración del Espíritu Santo. En el alma silenciosa Dios obra sin obstáculos.” (Santa Faustina)

“...Y el Señor me dio a conocer que todo el misterio dependía de mí, de mi consentimiento voluntario a ese sacrificio con toda la conciencia de mi mente. En este acto voluntario y consciente está todo el poder y valor delante de su Majestad. Aunque no me sucediera nada de aquello a lo que me había ofrecido, delante del Señor es como si ya todo hubiera sucedido. En aquel momento entendí que entraba en unión con la Majestad inconcebible. Sentí que Dios esperaba mi palabra, mi consentimiento.” (Santa Faustina)

“Cuando sufrimos mucho, tenemos unas gran oportunidad de demostrarle a Dios que lo amamos, mientras cuando sufrimos poco, tenemos poca posibilidad de demostrar a Dios nuestro amor y cuando no sufrimos nada, entonces nuestro amor no es grande ni puro. Con la gracia de Dios podemos llegar [al punto] en que el sufrimiento se transformará para nosotros en gozo, puesto que el amor sabe hacer tales cosas en las almas puras.” (Santa Faustina)

“Según mi opinión y mi experiencia, la regla del silencio debería estar en el primer lugar. Dios no se da a una alma parlanchina, que como un zángano en la colmena zumba mucho, pero no produce miel. El alma hablantina está vacía en su interior. No hay en ella ni virtudes fundamentales, ni intimidad con Dios. Ni hablar de una vida más profunda, ni de una paz dulce, ni del silencio en el que mora Dios. El alma sin gustar la dulzura del silencio interior, es un espíritu inquieto y perturba este silencio en los demás. Vi a muchas almas en los abismos infernales por no haber observado el silencio. Ellas mismas me lo dijeron cuando les pregunté cuál había sido la causa de su ruina. Eran almas consagradas.” (Santa Faustina)

“La lengua es un órgano pequeño, pero hace cosas grandes. Una religiosa que no es callada, nunca llegará a la santidad, es decir, no será santa. No se haga ilusiones; a no ser que el Espíritu de Dios hable por ella, en tal caso no debe callar. Pero para poder oír la voz de Dios, hay que tener la serenidad en el alma y observar el silencio, no un silencio triste, sino un silencio en el alma, es decir, el recogimiento en Dios. Se pueden decir muchas cosas sin interrumpir el silencio y, al contrario, se puede hablar poco y romper continuamente el silencio. Oh, qué daños irreparables causa no guardar el silencio. Se hace muchos daños al prójimo, pero sobre todo a su propia alma.” (Santa Faustina)

“Desde el momento en que empecé a amar el sufrimiento, este mismo dejó de ser sufrimiento para mí. El sufrimiento es el alimento continuo de mi alma.” (Santa Faustina)

“El sufrimiento es el tesoro más grande que hay en la tierra, purifica al alma. En el sufrimiento conocemos quién es nuestro verdadero amigo. El amor verdadero se mide con el termómetro del sufrimiento.” (Santa Faustina)

“Los días de los sufrimientos parecen siempre más largos, pero también ellos pasarán aunque lo hagan despacio, de manera que a veces nos parece que más bien van para atrás. Pero su fin es cercano y después un gozo eterno e inexpresable.” (Santa Faustina)

“Cualquiera que esté unido con una de estas Tres Personas, por este mismo hecho está unido con toda la Santísima Trinidad, porque su unidad es indivisible.” (Santa Faustina)

“Vi en espíritu las Tres Personas Divinas, pero su Esencia es única. Él es Solo, Uno, Único, pero en Tres Personas, cada una de las cuales no es ni más pequeña ni más grande; no hay diferencia ni en la belleza, ni en la santidad, porque son Uno. Uno, absolutamente Uno. Su Amor me ha llevado a este conocimiento y me ha unido a Él. Cuando estaba unida con una [Persona Divina] , estaba unida también con la segunda y con la tercera. Así pues, cuando nos unimos con una, por eso mismo nos unimos con otras dos Personas al igual que con una. Una es la voluntad, uno Dios, aunque en las Personas Trinitario. Cuando al alma se entrega a una de las Tres Personas, entonces, con el poder de esa voluntad se encuentra unida a las Tres Personas y está inundada de la felicidad que fluye de la Santísima Trinidad; de esta felicidad se alimentan los santos.” (Santa Faustina)

“Ahora comprendo bien que lo que une más estrechamente el alma a Dios es negarse a sí mismo, es decir, unir su voluntad a la voluntad de Dios. Esto hace verdaderamente libre al alma y ayuda al profundo recogimiento del espíritu, hace livianas todas las penas de la vida y dulce la muerte.” (Santa Faustina)

"La humildad y el amor de la Virgen Inmaculada penetró mi alma. Cuanto más imito a la Santísima Virgen, tanto más profundamente conozco a Dios." (Santa Faustina)

"He comprendido que todo depende del Señor, sé que nadie me tocará ni siquiera un pelo sin su voluntad." (Santa Faustina)

"No busco la felicidad fuera de mi interior donde mora Dios. Gozo de Dios en mi interior, aquí vivo continuamente con Él..." (Santa Faustina)

“El enemigo debe tener miedo de nosotros y no nosotros del enemigo.” (Santa Faustina)

"La Virgen Santísima me dijo aceptar todas las exigencias de Dios como una niña pequeña sin averiguar nada, lo contrario no agrada a Dios." (Santa Faustina)

"Oh Cristo, dame las almas. Envía sobre mi todo lo que quieras, pero a cambio, dame las almas." (Santa Faustina)

“Ahora comprendo bien que lo que une más estrechamente el alma a Dios es negarse a sí mismo, es decir, unir su voluntad a la voluntad de Dios. Esto hace verdaderamente libre al alma y ayuda al profundo recogimiento del espíritu, hace livianas todas las penas de la vida y dulce la muerte.” (Santa Faustina)

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