
Bendíceme, Cristo Jesús y ruega por mí sin cesar.
Aleja de mí, hoy y siempre el pecado.
Si tropiezo, tiende tu mano hacia mí.
Si cien veces caigo, cien veces levántame.
Si yo te olvido, Tú no te olvides de mí.
Si me dejas Jesús ¿qué sería de mí?...
En los peligros del mundo, asísteme.
Quiero vivir y morir bajo tu manto.
Quiero que mi vida te haga sonreir.
Mirame con compasión, no me dejes Jesús mio.
Y, al fin, sal a recibirme y llevame junto a Tí.
Tu bendición me acompañe hoy y siempre.
Amén.