- Entre vosotros jóvenes, es donde me encuentro bien
- Cuando estoy lejos de vosotros me falta algo
- Iría hasta Superga arrastrando la lengua con tal de salvar un alma
- Un buen consejo lo aceptaría aunque viniera del diablo
- Estad siempre unidos al Señor
- Aquí hacemos consistir la santidad en estar siempre alegres
- Trabajo, trabajo, trabajo
- Ahora hemos de trabajar, ya descansaremos en el paraíso
- Quien deja una casa por seguir la vocación encuentra ciento
- Dadme almas y quedaos el resto
- Hemos de hacer buenos cristianos y honrados ciudadanos
- Salud, sabiduría, santidad (son las tras « S» en las que insistía Don Bosco)
- Decían de él: cuando Don Bosco está muy alegre es que tiene algún problema
- Nunca hay que decir « no me toca», sino « ¡Voy yo!»
- Mi sistema se basa en la religión, la razón y el amor
- Al dar cultura y principios religiosos prevenimos a los delincuentes.
- Más moscas se cazan con una gota de miel que con un barril de vinagre
- Vosotros jóvenes sois los responsables de vuestro futuro
- La Eucaristía y la Virgen son las dos columnas que han de sostener nuestras vidas
- Sed devotos del Papa, es una de nuestras principales devociones
- Tristeza y melancolía fuera de la casa mía
- Dios te ve
- Como padres amorosos corrijamos siempre con amabilidad
- Por los jóvenes hemos de estar dispuestos a soportar cualquier contratiempo y fatiga
- Los jóvenes no sólo deben ser amados, sino que deben notar que se les ama
- Amemos lo que aman los jóvenes
- Procurad siempre vivir en la amistad de Dios
Un espacio para edificar nuestra Fé y el conocimiento de la Iglesia Católica
"Y AHORA YO TE DIGO: TÚ ERES PEDRO (O SEA PIEDRA), Y SOBRE ESTA PIEDRA EDIFICARÉ MI IGLESIA; LOS PODERES DE LA MUERTE JAMÁS LA PODRÁN VENCER" (MT 16,18)
viernes, 17 de febrero de 2012
FRASES DE SAN JUAN BOSCO
Conociendo de cerca a San Juan Bosco
Era natural de la aldea de los Becchi, a 25 kilómetros de Turín. En esta historia no puede faltar la figura de la madre, Margarita, mujer incomparable, que educó a sus hijos en la pobreza y fortaleza del más alto nivel.
Cuando era jovencito, Juan iba con su madre al mercado a vender los productos del campo. Era un mozarrón despierto y vigoroso que aún no sabía leer.
En esto, se le ocurre ser sacerdote. Y para iniciar sus experiencias, atrae los domingos a la gente junto a su casa, en un predio donde crecían dos perales. Allí hace de saltimbanqui y prestidigitador. Así entretiene santamente a todos los convecinos.
Empieza a estudiar en una escuela pública, a 5 kilómetros de su pueblo. Luego entra a estudiar en el liceo de Chieri. Para pagar sus estudios trabaja en toda clase de oficios. Por fin, a sus 26 años celebra la primera misa en Turín. Lo primero que hace es recoger chiquillos de la calle. Le siguen como si fuera un titiritero. Para eso funda los Oratorios de San Francisco de Sales. Más tarde, para atender a esa gente pequeña, funda la Congregación de los Padres Salecianos, que se extiende pronto por toda Italia, Francia y España. Es el educador de los tiempos modernos; se hace periodista, predica, confiesa, escribe y propaga la devoción a María Auxiliadora, publica libros de ciencia y religión.
Es el auténtico tipo de audaz soldado de Cristo.
En la Italia del siglo pasado, uno de los divertimentos más esperados de los pobres era los que traían los titiriteros.
Hubo cierta "troupe" que, a sabiendas, representaba sus obras a la hora de la misa y, claro, las gentes, en especial los niños, se "salteaban" la misa.
Pero había un niño, Juan Bosco, que se decidió a hacer algo para que los niños volvieran a la misa.
Se las arregló para aprender trucos de prestidigitación, malabarismos y otras habilidades por el estilo. Para eso, observó mucho, entrenó más y se ejercitó con los amigos.
Más tarde llegó a desafiar a los titiriteros y malabaristas, les ganó las apuestas y se tuvieron que ir de allí humillados.
Juan se hizo dueño del domingo, de los compañeros y amigos. Comenzó de niño los domingos y acabó moviendo masas de jóvenes, organizando su tiempo libre, montando talleres y escuelas profesionales...
Se inventó el sistema de "educar jugando y aprender gozando".
Su espíritu de saltimbanqui le daba agilidad al cuerpo y ponía alas a su vocación de educador.
Les decía a los niños: "Haremos muchos juegos y entretenimientos sin que tengan que pagar nada, pero con una condición: que vengan después todos conmigo a la iglesia".
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